¿Qué mejor idea innovadora que aquella que puede cambiar el mundo? Poner en marcha un nuevo proyecto puede llegar a ser muy gratificante, pero más aún si este puede transformar nuestra realidad en una mejor.

Es por esto que en este artículo trataremos los proyectos de impacto social, partiendo de algunas ideas, analizando algunos tips para ponerlos en marcha de forma eficiente y concluyendo con algunas inspiradoras historias de éxito que podrían respaldar nuevas iniciativas.
Cuando hablamos de proyectos de impacto social nos referimos a un plan viable que cambie la vida de otros, ya sea en relación con el bienestar del planeta, el respaldo de comunidades en riesgo de exclusión social o la solución a conflictos de actualidad en general.
Es una opción brillante el uso de la tecnología para iniciar esta clase de propuestas, por ejemplo, con la creación de plataformas de educación en línea asequibles para aquellos con acceso limitado a este recurso. Siguiendo por la vía de la salud y bienestar, el uso de plataformas tecnológicas para acercar la atención médica a aquellos habitantes de áreas más incomunicadas o de poca accesibilidad, podría llegar a salvar vidas.
Del mismo modo se podría tratar de acercar esta clase de iniciativas hacia el desarrollo económico. La creación de fintechs promueve la bancarización de comunidades sin acceso a la economía tal y como la conocemos, promoviendo una humanidad más justa.
Adicionalmente, no es un secreto el estado de vulnerabilidad del propio planeta que habitamos, es por esto que los proyectos de sostenibilidad ambiental que impulsan el reaprovechamiento mediante una economía circular o la creación de productos compatibles con el medioambiente, aportan su granito de arena hacia un mundo sostenible.
Todas estas ideas suenan fascinantes, sin embargo, es de total importancia tomar en cuenta algunos aspectos de viabilidad a la hora de evaluar un nuevo proyecto.
Algo fundamental es medir su impacto, analizando su alcance y su efectividad una vez instaurado en el mundo real. Algunas consecuencias visibles son cuantificables, así como la generación de empleo, la tasa de alfabetización o los niveles de contaminación, estos pueden ayudar a medir el impacto de la iniciativa.
Además es esencial tener en cuenta la sostenibilidad a largo plazo, por esto se debe tomar en consideración la colaboración con empresas privadas, ONGs u organismos gubernamentales que ayuden al proyecto a escapar del único sustento de las donaciones.
Para obtener testimonios reales de todo tipo de beneficiarios, la realización de seguimientos y encuestas es crucial. Solo aquellos que vivan en primera persona el impacto de la propuesta identifican los puntos débiles ocultos y tienen sugerencias para la mejora más directa.
No hay que olvidar que una buena medición del progreso podría ser clave para la alianza con terceros y la obtención de financiación.
Algunos proyectos de impacto que han revolucionado nuestro mundo son:
Garmeen Bank, el banco de microcréditos creado por Muhammad Yunus que promovió la creación de startups y la mejora en calidad de vida de poblaciones en riesgo de exclusión social.
El gran conocido Too Good To Go, el cual impulsa el aprovechamiento de desperdicios poniendo en contacto a la población con restaurantes que venden a bajo precio aquellos productos que tiempo atrás tendrían que haber desechado, promoviendo una economía circular.
Por último, Socialab, quienes proporcionan recursos a emprendedores con esta clase de proyectos, ayudando así a crear una sociedad mejorada.
En conclusión, no es difícil dar con conflictos urgentes que nos rodean cada día y que podrían ser abordados mediante proyectos como los mencionados anteriormente. Con decisión y tomando en cuenta algunas de las bases narradas en este artículo, podrías incluso tratar de crear el tuyo propio.
Algunas ideas pueden ser del todo impactantes, ¿no te gustaría cambiar el mundo?